domingo, 13 de marzo de 2011

Las mil y una noches.

Nunca soñé con el típico cuento de princesas, sabía que era una princesa pero esa historia de pasar toda la vida esperando a un príncipe rojo o azul  no correspondía a la de la princesa Juana de Arco corriendo tras dragones y apariciones religiosas y al final del día regresar al harem para contar las mil y una noche.

Las mil y una noches es en realidad una noche muy muy larga. Sé que la pasaron bien que contaron historias hasta que sus huesos se secaron.

Mi mil y una noche. 

Tiene un libro, una sirena de café, lamparas a media exposición, olor a velas de canela, sabor a chocolate amargo, 3 habitaciones, clima frío; casi nieve.
Así es la mil y una noche con habitaciones rojas y un disco con tu voz una y otra ves... con una lectura interminable sobre los límites de las pieles y nada más que yo y el lago a mil millones de hectáreas.

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Elihe se siente conforme 
pero aún le queda una última noche.

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