Familia cibernética

A pesar de lo que mucha gente pueda pensar, sí es posible tener una familia cibernética.

Puede llegar a sonar irracional o estúpido, pero doy gracias a la vida porque yo soy una de esas personas afortunadas.

Todo comenzó cuando hace cerca de tres años conocí a Any. El lazo que nos unió fue la narración. Poco a poco fuimos conociéndonos más; aprendimos cosas una de la otra, conocimos aspectos de nuestras vidas y sobre todo, aprendí de ella. Fue mi mentora en la escritura.

Conforme pasó el tiempo, esa pequeña familia, se fue haciendo más grande y ahora no somos solamente Any y yo; sino que también están Lilly, Are, Mari, Isa, Karla y Elah. No todas son escritoras, otras son fieles lectoras. Algunas, tienen tres años de estar conmigo en las buenas y en las malas.

Tres años de irrompible amistad; de conocer secretos y facetas que ni siquiera nuestras propias familias conocen de nosotras.

Son en quienes yo encuentro refugio cuando estoy triste o con quien puedo descargar mi alegría. Siempre están allí, desde Zacapu, Guadalajara, Tijuana, Veracruz, Venezuela y Perú. Mis hermanas del alma.

Any es mi gemela. Nos decimos así porque hay muchos aspectos de nuestras vidas y en nuestras personas en los que somos muy parecidas. A veces, decimos las mismas cosas al mismo tiempo y somos las más grandes de nuestra pequeña familia. Las hermanas consejeras y protectoras.

Are es un corazón con pies. Jamás tiene algo malo que decir de otra y es dulce como la miel. Es una buena escucha y siempre tiene palabras alentadoras qué decir. Una excelente escritora a la que admiro en muchas cosas.

Mari es amigable y es una artista con el photoshop. Me encanta pedirle a ella consejos de ese tipo porque es creativa. Es una de mis lectoras más fieles. Tiene más de tres años conmigo siempre atenta a todo lo que tengo por decir y expresar.

Elah es la más seria de todas nosotras y un poco reservada. Se esfuerza para ser una excelente escritora. Es ambiciosa y sabe lo que quiere. Es admirable.

Isa. Es una de las personas más fuertes que he conocido. A veces sé que no le gusta aceptar sus errores y defectos a pesar de que sabe logrará salir adelante. Le admiro por mil y un cosas y agradezco demasiado todo el amor y apoyo que me brinda día a día. Es más chica que yo por muchos años pero pareciera que es de mi edad. Es madura y llena de cualidades. Es soñadora, pero a veces pareciera como si lo viera como una debilidad. Mi fiel amiga y lectora. Explosiva, sensible y de corazón enorme.

Karla, a pesar de que vive en Zacapu no hemos tenido la oportunidad de conocernos. Es una lectora fiel y una amiga cariñosa. Siempre consigue lo que quiere y no tiene miramientos para ello.

Lilly es… Lilly. No creo que pueda expresar por aquí cuántas cosas tengo que agradecerle. Sus regaños y consejos siempre me son de provecho. Cuando la necesito, allí está. Es una magnifica escritora aunque solo tiene 16 años. Y sé que si de verdad se dedicara a escribir lograría ser famosísima. 

A todas y cada una las quiero de forma distinta, especial e incalculable. Son parte de mi soporte y por quienes a veces el mundo no se me viene abajo.

Hasta allí le dejo, porque si comienzo a hablar de ellas me extiendo muchísimo y no acabaría. Es una pequeña introducción a mi familia, a parte de mi vida. 

Gracias Dios, por darme una segunda familia.

Valentina Mastacci Toscanelli