viernes, 29 de abril de 2011

Masculino


Hace tiempo que no sé de los hombres, ¿qué decir pues de ellos?.

Los hombres me han tratado bien aunque algunas veces dejan sus sabores amargos; las rosas perfectas y los chocolates envenenados ... como todo tienen su dualidad. Los hombres con los que mi vida se ha topado son, en su mayoría, bien recordados y queridos por esos pequeños sentimientos que aún se guardan en cajas en el momento temporal que se introdujeron en mi mundo. Por que yo... yo hace tiempo que dejé de idealizar el príncipe azul, el hombre perfecto, el hombre de mis sueños incluso el hombre del futuro... el único hombre (o ente masculino) constante es (el) fantôme.

Dije que hace tiempo deje de idealizar al hombre de mi vida por que descubrí que nunca entraría en ese estereotipo femenil de delirar por el vampiro con brillantina en la piel o por el David super estrella de rulos sedal no definidos*. No, definitivamente no entro en ese delirio femenil por los hombres.

Fantôme es multidiciplinario, mil rostros, libre, mil nombres, amante invisible y desconocido, silencioso, artista, intelectual, viajero del tiempo, soñador, voz que le sale por las manos, lector indefinido... pero sobre todas las cosas será volador por que, como dirá Benedetti, si no saben volar pierden el tiempo con migo.

* fotos del vampiro y el David.


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Elihe desde los 18 que dejó de buscar a "su hombre";
decidió  ella misma ser un fantôme... esa  mujer que es 
la reencarnación de todo lo que un hombre quiere encontrar
en una mujer  pero que lamentablemente es inasequible. 

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